Vinos románticos para celebrar San Valentín
El vino y el amor es un maridaje histórico. El poeta griego Eurípides decía que donde no hay vino no puede haber amor.
El poeta romano Ovidio anticipó el ritual que se desarrollaría en las bacanales romanas con su sentencia: “con amor, el vino es fuego”. Dionisos era dios de la embriaguez divina y el amor más encendido. Las mujeres eran las más fieles seguidoras del dios, en forma de nodrizas, amantes o frenéticas bacantes. Este dios, propiciador de placeres, goza de una vida muy promiscua en las historias ancestrales.
Los amantes del vino sabemos bien que no hace falta ninguna excusa ni fecha señalada para asociar a Baco con Cupido y disfrutar de una velada romántica bien regada con el mejore caldo que podamos permitirnos. Aún así, nos apuntamos a la iconografía del corazón y aprovechamos la oportunidad para dar rienda suelta al romanticismo.
Por definición, todos los vinos son románticos. Nos inspiran el verbo, dulcifican la mirada, exaltan los sentidos, en definitiva, nos embarcan en la aventura de la seducción. No obstante, existen algunos, como el champán o el cava, que son especialmente románticos. Es difícil concebir la abstracción romántica sin que se cruce por la mente una copa de este tipo de espumosos capaz de encender la llama del amor. En este sentido, habría que decir que los científicos deberían investigar la relación entre burbujas y la dopamina, adrenalina, feniletilamina, acetilona, gonadotropinas, endovalium y norepinefrina y demás sustancias que forman el "cocktail neuroquímico" que anida en todos nosotros cuando nos enamoramos. La dopamina nos provoca sentimientos de euforia, mientras que la adrenalina y la norepinefrina hacen que nuestro corazón lata con fuerza y nos quitan el sueño, la feniletilamina es la responsable de esa sonrisa tonta sin sentido que soltamos cuando se acerca a nosotros la persona que nos ha enamorado, la acetilona la segregamos como cualquier animal en celo, desde un chimpancé hasta un paquidermo, las gonadotropinas (GnRH)se producen ya en la cama o en el coche, o en el cine, o allá donde decidamos dar rienda suelta nuestra sexualidad, el endovalium libera nuestra fantasía e imaginación.
Pero no todo lo romántico tiene burbujas, hay muchos otros vinos con alto potencial amoroso. Hay vinos cuyo nombre remite directamente al amor. Tenemos el tinto Amant, de Toro, e incluso el Amador Parreño, de la Ribera del Júcar para los que busquen la pasión a la sombra de la vid. La Bienquerida, es un pequeño viñedo de Mencía y otras variedades poco conocidas. En el pasado, la viña más deseada por las gentes del lugar por la fuerte personalidad de sus vinos. Estuvo casi a punto de desaparecer pero fue recuperada por la bodega Losada Tintos de Finca. Un tinto berciano singular, potente pero amable a la vez. La Novia Ideal, un Bobal con burbujas, limpio e intenso en aromas, fresco y jovial, destacan en él las notas de fruta roja en nariz. En boca se muestra muy vivo y con una agradable punta de carbónico. Déjale claro que es la mujer de tus sueños con este original rosado. O demuestra que eres la novia ideal, divertida y apasionada, como este frizzante. San Valentín de Bodegas Torres, creado por Miguel Torres Carbó para regalárselo a su esposa Margarita Riera el día de San Valentín, está elaborado con la uva Parellada, la más fina de las variedades blancas tradicionales catalanas en las cotas más altas de sus viñedos, que produce un blanco aromático frutal de moderada graduación como este. Venus, la diosa romana del amor, el magnífico tinto que elabora Sara Pérez en Montsant, con mazuelo, garnacha tinta y syrah es, según sus creadores, "el resultado de la búsqueda de la Belleza, un intento de interpretar la feminidad a través de una botella de vino: el misterio, la seducción, el discurso y la voluptuosidad". Y yo no puedo estar más de acuerdo.
Hay también en este país vinos con nombres más que explícitos, como es el caso de Asalto Amoroso, un oloroso de la casa jerezana Garvey (hay que decir que 'amoroso' es todo un género en Jerez, un tipo de oloroso dulce últimamente en declive). Aunque para apasionados, nada como una copa de Corazón Latino, de las bodegas Pérez Barquero en Montilla-Moriles. Otros son tan delicados como el Beso de Ángel, moscatel dulce de las bodegas Robles, de Montilla-Moriles.
Pero si lo prefieres, busca el vino que te inspire, lo más importante es brindar, mirarse a los ojos y decirse un "te quiero". ¡Feliz San Valentín!
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