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Usuario Administrador: Charly
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¿Sabrías distinguir entre un vino dulce o frutal?

Tus sentidos pueden confundirte a la hora de reconocer estos dos sabores

 
Los gustos no los percibimos simultáneamente, sino de forma secuencial; además en la boca evolucionan de forma diferente. El sabor dulce, es el primero que se siente y podríamos apreciarlo si introdujéramos la punta de la lengua en el vino, lo sentimos de forma instantánea, pero no es muy persistente. Desaparece al cabo de unos 10 segundos.

 
Los catadores primerizos a veces describen los vinos secos, aquellos que casi no tienen azúcar, como dulces porque confunden la cualidad frutal de los vinos secos con el dulzor. El dulzor de los vinos proviene de los azúcares no fermentados de las uvas, del alcohol, de la glicerina y de otros productos que se encuentran en menor cantidad. El etanol, además, refuerza el sabor dulce de los azúcares acentuando las sensaciones de ligereza, cuerpo y suavidad. Esta primera impresión que se percibe se denomina ataque en el lenguaje de la cata.
 
El dulzor deja paso a una sensación de frescor, una sensación ácida, que es rápida en los vinos llamados cortos. A este cambio se le denomina evolución.
 
Un vino es afrutado cuando evoca recuerdos a frutas, especialmente, maduras y no necesariamente a uva. Por eso, hay muchos expertos que, dado el carácter frutal de estos vinos, dicen que su terminología correcta sería “vinos frutales”. Lo cierto es que los vinos afrutados son vinos con olor y sabor a frutas, tales como melocotón, albaricoque, plátano, grosella, frambuesa, fresa, cereza, ciruela o moras. El concepto de “vino afrutado” constituye además un atributo de los vinos jóvenes, por lo que, como bien estáis pensando, los vinos afrutados pueden ser tanto tintos, como blancos, como rosados. Lo frutal se percibe con la nariz, tanto en vía nasal como retronasal. Lo dulce, por el contrario, se percibe en la lengua.
 
Los vinos afrutados suelen ser vinos ligeros, elegantes, de acidez equilibrada y muy fragantes. Vinos que seducen por su olor y que producen en boca una sensación de sedosidad y amplitud. No hay que confundirlos con los vinos que nos resultan dulces en boca, especialmente si hablamos de vinos blancos, porque los vinos afrutados no lo son.
 
 
Un buen truco, si tienes dudas, es tratar de contener el aliento, cerrar la boca y no respirar, cuando degustes el vino en boca; si es realmente dulce serás capaz de percibirlo, mientras que no podrás apreciar el aroma frutal.

Imágenes

Vino_afrutado Vino_dulce

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